Homilía: 8º Domingo en el Tiempo Ordinario – Ciclo C
Hermanos, nuestras lecturas de hoy nos
instruyen sobre la importancia de seguir a los buenos líderes y sobre cómo discernir
a un buen líder de un malo.
La instrucción principal está en
nuestra lectura del evangelio, donde Jesús está concluyendo su sermón del cual
hemos estado leyendo estas últimas semanas. Es interesante, creo, que Jesús
comienza no con una instrucción sobre los líderes mismos, sino sobre sus
discípulos. Parece, por supuesto, que está hablando de líderes cuando hace la
pregunta: “¿Puede acaso un ciego guiar a otro ciego?”, y afirma que “El discípulo
no es superior a su maestro”. Con esto, está alentando a sus discípulos a tener
cuidado con aquellos que desean liderar, pero parecen no tener sabiduría, y a
mirar al maestro de uno para ver cómo resultará el discípulo. Si el maestro no
es sabio, entonces es poco probable que el discípulo—que ahora busca enseñar—sea
más sabio.
Cuando Jesús vuelve a hablar de “la
paja en el ojo de tu hermano” y “la viga que llevas en el tuyo”, dirige estas
instrucciones a sus propios discípulos. En otras palabras, está diciendo:
“Asegúrate de no convertirte en un ‘guía ciego’, con la visión distorsionada
por tus propios pecados y prejuicios. Más bien, haz el trabajo duro de limpiar
tus propios ojos para que puedas ver claramente y elegir sabiamente”. Esta es
una sabiduría profunda, ¿no es así? ¿Con qué frecuencia criticamos a los demás
antes de haber hecho algo para abordar lo que es digno de crítica en nosotros
mismos? Cuando lo hacemos, casi siempre es cierto que pasamos por alto un hecho
importante que anula nuestra crítica. Si hubiéramos hecho el arduo trabajo de “quitar
la viga de madera” de nuestros pecados y prejuicios de nuestros propios ojos
primero, habríamos visto ese hecho importante y no lo habríamos criticado en
absoluto. Por lo tanto, para elegir y seguir a un buen líder, primero debemos
quitarnos la ceguera de nuestros propios ojos. ///
Habiendo hecho eso, podemos dirigirnos
al líder propuesto, y tanto Jesús como el autor del libro de Eclesiástico nos
dan instrucciones sobre cómo probarlo. El autor del libro de Eclesiástico nos
instruye a mirar las palabras del líder: escuchar cómo habla, especialmente
cuando está bajo estrés: porque el verdadero carácter de una persona se ve a
menudo cuando él/ella es amenazado o desafiado de alguna manera. ¿Son verdaderas
las palabras del líder? ¿Son caritativos? ¿O están llenos de orgullo y
equívocos? Si es lo primero, el líder se está mostrando a sí mismo como una
persona de buen carácter y por lo tanto digno de ser seguido. Si el último, el
líder se muestra a sí mismo como un "guía ciego", es probable que lo
lleve a un hojo.
En la lectura del evangelio, Jesús
instruye a sus discípulos a probar a los líderes probando los frutos de sus
acciones. Usando la imagen de un árbol frutal, afirma de manera muy simple: si
el líder produce buenos (es decir, justos) resultados de sus acciones, entonces
el líder es bueno y puede ser seguido. Si el líder produce resultados malos (es
decir, injustos) de sus acciones, entonces el líder es malo y debe evitarse. “No
hay árbol bueno que produzca frutos malos, ni árbol malo que produzca frutos
buenos”. ¿Las acciones del líder son justas o injustas? ¿El líder busca servir
o ser servido? Los buenos frutos de la justicia y el servicio son señales de que
un líder es digno de ser seguido.
Jesús, por supuesto, es nuestro modelo
del “líder digno”. Incluso en medio de una gran angustia, las palabras de Jesús
siempre fueron verdaderas y caritativas. Por ejemplo, mientras colgaba
crucificado en la cruz, Jesús pronunció palabras de perdón para quienes lo
acusaban injustamente. A lo largo de su ministerio en la tierra, las acciones
de Jesús fueron justas y siempre orientadas al servicio de los demás. Por
ejemplo, cuando curó a los leprosos, les ordenó que se presentaran al sacerdote
porque la ley le daba autoridad al sacerdote para declarar limpios a los
leprosos. Y cuando el oficial de la sinagoga vino a rogar a Jesús que curara a
su hija, Jesús interrumpió sus planes de realizar este acto de amoroso
servicio. Jesús, por lo tanto, es nuestro punto de referencia por el cual
debemos probar a todos los demás líderes. ///
La situación trágica en Ucrania nos
brinda un deslumbrante contraste con el ejemplo de Jesús. El presidente ruso,
Vladimir Putin, ha declarado la guerra a Ucrania y ha invadido ese país. Sus
palabras parecen estar llenas de mentiras y carecer de toda caridad. Sus
acciones parecen ser tanto injustas como egoístas. El hecho de que sea el líder
de una nación muy poderosa es una señal tanto de corrupción en el sistema
electoral como de una ceguera deliberada por una buena parte del pueblo de
Rusia. Debido a esto, el pueblo de Ucrania está sufriendo una gran injusticia.
Supongo que muchos de ustedes saben lo
que es sufrir grandes injusticias a causa de los malos líderes. A menudo, esto
sucede porque suficientes personas permanecen ciegas deliberadamente por sus
propios pecados y prejuicios. Como cristianos, debemos asumir la
responsabilidad de ver claramente y defender a los líderes que, según el modelo
de Jesús, son hombres y mujeres de buen carácter que dirán la verdad y
defenderán la justicia. ///
Hermanos, esta semana comienza la gran
temporada de Cuaresma y es una gran oportunidad para que nos examinemos a
nosotros mismos a fin de identificar los pecados y prejuicios que nos impiden
ver con claridad. Comprometámonos hoy a entregarnos a esta buena obra durante
estos cuarenta días, para que podamos juzgar al mundo correctamente y ayudar a
manifestar el reino de Dios: el reino de la verdadera justicia y paz para
todos.
Dado en la parroquia de
San Pablo: Marion, IN – 26 de febrero, 2022
Dado en la parroquia de
Nuestra Señora de los Lagos: Monticello, IN – 27 de febrero, 2022