Sunday, October 29, 2017

Corresponsabilidad es amar a Dios y a su projimo

           Este mes nos hemos enfocado mucho en la corresponsabilidad: es decir, cómo usamos nuestro tiempo, talento y tesoro; y este fin de semana celebramos nuestra "Apelacion a Corresponsabilidad" para invitar a nuestros feligreses a "renovar" su compromiso o hacer un nuevo compromiso de poner sus dones al servicio de Dios y la Iglesia. Este año, decidimos hacer que los feligreses llenen los formularios en la Misa (o antes de la Misa, si lo prefieren) y los invitaron a colocar sus compromisos en la oferta como una señal de que esto no es solo un trabajo social, pero verdaderamente un sacrificio que hacemos para Dios. Esta es la homilía que di en todas las Misas de este fin de semana justo antes de que todos tuvieran la oportunidad de hacer su compromiso.

Homilía: 30º Domingo en el Tiempo Ordinario – Ciclo A
          Hermanos, es cierto que sabemos del amor del alguien por nosotros por lo que hacen tanto como por lo que dicen. Por ejemplo, sabemos que nuestra abuelita nos ama, no solo porque así lo dice, sino por sus abrazos y besos incesantes, porque ella nos hornea galletas, porque nos cuida cuando mamá y papá están ausentes, porque nos da regalos diversivos y pensativos para cumpleaños y Navidad, y porque ella celebra todas las ocasiones especiales en la vida con nosotros. En otras palabras, sabemos que nos ama porque no solo nos dice que nos ama, sino porque demuestra su amor en las acciones; y sabemos que es en estas acciones que el amor que ella profesa es, en cierto sentido, autenticado.
          También sabemos que alguien nos ama cuando, también, llegan a amar las cosas que amamos, ¿no? Por ejemplo, tal vez no eres un fanático del fútbol, pero te vuelves un fanático del equipo favorito de tu pareja; o, aprendes a amar leer libros para que puedas compartir la experiencia de leer un buen libro con tu mejora amiga; o bien, te abres a gustarle el perro o gato de tu pareja (incluso si no eres una persona que le gustan los perros o gatos) para que tu pareja no se sienta dividida entre los dos. En este caso, demostramos amor por la persona yendo más allá de las palabras y demostrando amor por las cosas que ama nuestro amado.
          En nuestra lectura del Evangelio de hoy, Jesús tiene el desafío de declarar su opinión sobre el "mandamiento más grande". Los fariseos estaban pensando en los 613 preceptos de la ley judía y esperaban exponerlo como un fraude si tropezaba y escogían un precepto menos importante como el más grande. Jesús responde, sin embargo, con lo obvio: que el mandamiento más grande es lo más importante que podríamos hacer en la vida (y cita la oración más fundamental del pueblo judío, el shema): es decir, amar a Dios (el Todopoderoso) con todo tu ser. Note, Jesús dice con todo tu ser. En otras palabras, no solo lo diga: pero, ponga toda su vida en demostrarlo. Esto, responde Jesús, es el mandamiento más grande.
          Entonces Jesús agrega a su respuesta: afirmando que el segundo gran mandamiento viene en la forma del segundo sentido de demostrar amor (es decir, amar lo que Dios ama). En la primera lectura escuchamos cómo Dios declaró su amor por todas las personas, especialmente por los pobres y desposeídos: diciendo que el extranjero, la viuda y el huérfano que clamaban a él serían oídos especialmente por él. Y así, cuando amamos a nuestro prójimo, especialmente a los más necesitados entre nosotros, al servir sus necesidades, demostramos nuestro amor por lo que Dios ama; y, al hacerlo, demostramos nuestro amor por Dios, una vez más.
          A partir de esto, podemos llegar a una comprensión correcta de la corresponsabilidad. La corresponsabilidad, mis hermanos y hermanas, no es una carga de culpa que la Iglesia nos impone. No es decir: “Ya recibieran tanto de Dios; por eso, tienen que hacer algo por él y por la iglesia.”  Más bien, es una respuesta: es una respuesta de gratitud de alguien que reconoce los dones inmerecidos que ha recibido de Dios. Es una respuesta de amor de alguien que reconoce que fue, de hecho, amado primero por Dios. La corresponsabilidad, por lo tanto, es "amar a Dios de vuelta". Al darnos a nosotros mismos para servir a su Iglesia, demostramos nuestra gratitud y, por lo tanto, nuestro amor a Dios. Al servir a los menos afortunados que nosotros, enfatizamos nuestro amor al amar a aquellos a quienes Dios ama.
          Durante la última semana, le hemos pedido que considere cómo está "amando a Dios de vuelta" por su corresponsabilidad. Hoy, le pido que renueve tu compromiso con las formas en las que ya le ha comprometido o que haga un nuevo compromiso—tal vez incluso un compromiso "por primera vez"—para servir en nuestra parroquia y en nuestra comunidad. Los ujieres comenzarán a repartir las formas de "Tiempo y Talento". Por favor sea generoso en lo que marca. Mira, no es un compromiso de toda la vida. Es solo un reconocimiento de que estos ministerios podrían ser unas formas en que Dios le está llamando a "amarlo de vuelta".
          Después de llenar los formularios, doblarlos y colocarlos en la canasta de la colección junto con su contribución monetaria (si tiene uno para hacer). A continuación, se presentarán con los dones de pan y vino como nuestra demostración de gratitud y amor por nuestro Dios Bueno, quien nos ha amado al darnos tanto. Gracias a todos ustedes por sus dones. Y que Dios les bendiga por su generosidad.
Dado en la parroquia de Todos los Santos: Logansport, IN

29 de octubre, 2017

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